
El soleado pago de donde procede, con una alta proporción de arena y guijarros, asegura una maduración casi perfecta en cada cosecha. El resultado es un vino original y sorprendente, de brillante color pajizo y destellos dorados. De nariz compleja e intensa, frutal, recuerda a otras variedades de uva, matices de piña y pomelo, tostados, mantequilla y panadería. Tras un reposo de entre 5 y 6 meses en barrica, se obtiene un sabor fresco y cítrico, ahumado, ligeramente especiado. Es un vino con cuerpo, con la madera en su justa medida, untuoso, con un final largo, fresco y delicado.
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