La zona del sur de Francia del Languedoc-Roussillon esconde destacables delicias –tanto culturales como culinarias- que a menudo pasan desapercibidas, pero que sorprenden a todos los que tienen el privilegio de probarlas. Entre sus tesoros, destacan los innumerables castillos de los cátaros, el Palacio de los Obispos de Narbona, los manantiales de Font Romeu, la ciudadela de Carcasona o la ciudad de Montpellier, capital de la región. Parte del encanto de la zona radica en la brutalidad de sus contrastes: las bonitas playas del escarpado litoral acaban topando con las imponentes montañas pirenaicas, donde no faltan las pistas de esquí en temporada.
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| Ciudadela de Carcasona |
Durante este otoño el Languedoc-Roussillon será sede de diversos actos y eventos de gran atractivo, como la vendimia histórica, que hace que la localidad de Chusclan retroceda un par de siglos al pasado durante los días 12 y 13 de octubre; el MIAM Salón de Gastronomía, que tiene lugar en Alès del 15 al 18 de noviembre, o el festival Jazzèbre, que se celebra en Perpignan hasta el 20 de octubre y este año cumple su 25 edición.
El visitante puede, además, gozar de las maravillas gastronómicas y enológicas que ofrece la región, que van desde mariscos a quesos, pasando por los vinos de Fitou y el muscat de Lunel, entre muchos otros productos de calidad producidos en la zona.
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