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miércoles, 21 de octubre de 2015

Una ruta por los mejores castillos de la Comunidad de Madrid


Aunque el territorio es pequeño, la Comunidad de Madrid es rica en historia y testimonio de ésta son sus castillos. No son solo fortalezas, en la mayoría de los casos muy bien conservadas o restauradas, sino que pretenden ser, además, escenarios vivos en los que poder disfrutar de recreaciones teatralizadas, conciertos o exposiciones que muestran la vida en el pasado de estos monumentos. La Web especialista en reservas de bungalows, cabañas y alojamientos con encanto en plena naturaleza BungalowsClub (www.bungalowsclub.com) ha seleccionado los mejores castillos de la Comunidad de Madrid.

1. Castillo de Manzanares el Real
Situado a los pies del embalse de Santillana, se encuentra el castillo de Manzanares el Real, el más emblemático y mejor conservado de la Comunidad de Madrid. Fue edificado, en estilo “Gótico Isabelino”, en 1475 por Diego Hurtado de Mendoza. El castillo, de planta cuadrangular, está construido enteramente en piedra de granito. Tiene cuatro torres, tres circulares y la del homenaje, de forma octogonal. Sus vértices están adornadas con unas bolas al más puro estilo isabelino.

El castillo está dispuesto en seis alturas, y circundado por una barbacana, cuyas saeteras llevan esculpidas en bajo relieve la cruz del Santo Sepulcro de Jerusalén. Otros elementos defensivos del edificio son sus troneras. Cabe destacar sus colecciones artísticas de tapices, pinturas de caballete, armaduras y muebles de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX.

2. Castillo de Villarejo de Salvanés
El castillo de Villarejo de Salvanés está situado en el municipio homónimo en la zona suroriental de la Comunidad. A pesar de que sólo se conserva la torre del homenaje, constituye una muestra arquitectónica única en España, al disponer los cubillos agrupadamente en los lados y no en las aristas, como es habitual en la arquitectura militar española.

No hay consenso a la hora de establecer la fecha de fundación de este castillo. Algunas hipótesis sostienen que fue construido en el siglo XIII para reforzar las conquistas cristianas de la zona de influencia del Tajo, arrebatadas en los siglos anteriores a Al-Ándalus. Otras teorías establecen un origen anterior al siglo XIII e, incluso, algunos investigadores aventuran que el edificio medieval que ha llegado hasta nuestros días puede asentarse sobre los restos de una primitiva fortaleza romana. Independientemente de cuando fue su construcción, lo que sí es seguro es que el castillo de Villarejo de Salvanés formaba parte del sistema defensivo que protegía el paso por el antiguo Camino de Toledo (o Toledano), así como por la llamada Senda Galiana (calzada romana que enlazaba la Galia e Hispania, en uso durante la Edad Media).

La torre tiene cuatro plantas y está rematada con matacanes simulados. La práctica ausencia de vanos es otra de sus características, con la excepción de unas ventanas resaltadas con sillares. Está construida en sillarejo y la argamasa utilizada es la cal.

3. Castillo de Buitrago del Lozoya
El pueblo, que se extiende sobre un meandro del río Lozoya, se encuentra en plena Sierra de Guadarrama, fue uno de los principales enclaves geoestratégicos de la Marca media de Al-Ándalus. De esta época data su recinto amurallado, considerado el de mayor longitud de la Comunidad y, junto al mismo, se encuentra el castillo de Buitrago de Lozoya.

Su recinto defensivo es de origen musulmán. Construido en el siglo XI, fue restaurado casi continuadamente hasta 400 años después. La muralla está constituida por dos elementos principales en un recorrido de más de 800 metros: el adarve bajo y el adarve alto

Su estilo arquitectónico es mudéjar y su planta es casi cuadrada, de unos 45 metros de lado. Consta de siete torres, que presentan formas variadas (cuadradas, rectangulares y pentagonales), de sillarejo y ladrillo, con arcos de medio punto y de herradura. Dispone de un patio de armas central, que es utilizado ocasionalmente como coso taurino. También contaba con barbacana y foso, pero quedó destruido en el siglo XVIII y, desde entonces, no se ha reformado. 

Entre sus visitantes y moradores ilustres, figuran el literato prerrenacentista Íñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana y conde del Real de Manzanares, y Juana la Beltraneja.

BungalowsClub ha encontrado diferentes propuestas de alojamiento muy cerca de Buitrago del Lozoya: una casita con parcela ajardinada rodeada de una valla de piedra y madera, con barbacoa y muebles de jardín para cuatro personas desde 87 euros por noche, en Las Casitas de la Poza, o una magnífica oferta para un grupo de seis personas en Las Posadas del Nogal desde 142 euros la noche.

4. Castillo de la Coracera
El castillo de la Coracera está situado en el municipio de San Martín de Valdeiglesias, en el extremo suroccidental de la Comunidad. También es conocido como castillo de San Martín de Valdeiglesias. La denominación “de la Coracera” proviene de uno de sus antiguos propietarios, Antonio Corcuera, cuyo apellido habría degenerado con el paso del tiempo. Fue una errata en un folleto publicitario de los años setenta la que dio origen a su actual nombre.

El castillo fue mandado levantar por Álvaro de Luna en el siglo XV, como residencia y pabellón de caza. No obstante, existen referencias de una construcción anterior, que datan de tiempos de Alfonso VIII de Castilla, en los siglos XII y XIII. 

La fortaleza está construida en piedra berroqueña. Es de planta cuadrada y se articula alrededor de la torre del homenaje de forma pentagonal y una torre que hace la función de albarrana. El conjunto está rodeado de una barbacana, de unos cuatro metros de altura. 

Además de por Álvaro de Luna y sus herederos, la fortificación ha sido utilizada por distintas personalidades históricas, entre las que destaca la reina Isabel la Católica, que residió en ella cuando fue proclamada heredera de la Corona de Castilla.

5. Castillo de Aulencia
Localizado en el término municipal de Villanueva de la Cañada, el castillo de Aulencia se alza sobre el cerro Horcajo, situado cerca de la confluencia de los ríos Aulencia, corriente de la que toma su nombre, y Guadarrama. 

El castillo podría tener un origen musulmán, aunque no existe abundante documentación al respecto, se supone que fue residencia del jefe árabe de la zona, al que tributaban todos los pueblos del entorno. Las primeras referencias escritas son muy posteriores. Se sabe que, en el siglo XIV, su propietario era García Fernández, y que, en el siglo XV, pasó a manos de Alfonso Álvarez de Toledo, noble al servicio de Juan II de Castilla. Hasta prácticamente el siglo XIX, no vuelve a haber referencias escritas sobre el castillo. 

El edificio es de pequeñas dimensiones. Está formado por un núcleo principal de planta cuadrada, de unos 25 metros de lado, alrededor del cual se extiende una barbacana exterior. Su elemento más destacado es la torre del homenaje, de más de 20 metros de alto, que se halla adosada a una de las esquinas de la construcción. Además de la torre del homenaje, aún se mantienen en pie ocho torres cilíndricas, repartidas entre los vértices y los centros de los cuatro lados del edificio principal. Los muros del núcleo principal poseen un grosor de un metro y medio y aproximadamente seis metros de altura.

6. Castillo de Villaviciosa de Odón
El Castillo de Odón se construyó a principios del siglo XV por iniciativa de los primeros Condes de Chinchón. Durante el levantamiento comunero, los Capitanes Diego de Heredia y Antonio de Mesa, arrasaron el Castillo en 1521. En 1583 don Diego Fernández de Cabrera encargó su reconstrucción a Juan de Herrera, el arquitecto real. 

En 1846, se creaba la Escuela Especial de Ingenieros de Montes, que ocuparía y adaptaría el Castillo y la finca anexa dos años después. La fortaleza recuperó el uso militar en 1886, con la instalación del Colegio de Educandos del Cuerpo de Carabineros, aunque por poco tiempo. Igual que otros castillos, fue usado como granero y casa de labor durante muchos años. La Guerra Civil española lo convirtió en cuartel de tropas. Al fin, en 1965 lo adquirió el Estado para restaurarlo en profundidad y, desde 1972, acoge el Archivo Histórico del Ejército del Aire. 

Inicialmente, el castillo de Odón tenía una planta triangular con tres torres circulares en sus vértices. Juan de Herrera añadió el cuarto vértice y un torreón cuadrado de doce por trece metros y veinticinco de altura como torre del homenaje. Lo que queda hoy de todo aquello es un castillo-palacio muy robusto, especialmente en sus torres, con muros de hasta tres metros y medio de grosor.

7. Castillo de Chinchón
También llamado castillo de los Condes, el castillo de Chinchón se encuentra al sur del casco urbano de la localidad de mismo nombre. Construido en el siglo XV, está constituido por dos cuerpos cuadrangulares imbricados, con esquinas rematadas en torres cilíndricas que se sitúan en las esquinas de cada uno de los cuerpos.

El actual castillo se construyó sobre una anterior fortaleza que sufrió daños de consideración en el ataque que realizaron las tropas comuneras en el año 1520 por lo que fue demolido y en su lugar se construyó el actual entre los años 1590 y 1598. El actual edificio sufrió varios incendios y expolios durante la guerra de Sucesión española . Ya en los siglos XIX y XX fue usado como casa de labranza y fábrica de licores.

El castillo de Chinchón está construido en mampostería caliza concertada, con rellenos de argamasa y piedras. Los vanos y las molduras están realizados en sillería, salvo la puerta de acceso, levantada parcialmente en sillarejo. En ésta se exhibe el blasón de los Condes de Chinchón, enmarcado por sillares almohadillados. A su alrededor hubo un foso del que sólo se conserva el lado de la fachada principal, con el puente levadizo que lo cruza.

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8. Atalaya de Torrelodones 
La atalaya de Torrelodones o torre de los Lodones se encuentra en el municipio de Torrelodones. Fue erigida en algún momento indeterminado del período omeya de Al-Ándalus, entre los siglos IX y XI y tenía como misión vigilar uno de los caminos que se dirigía hacia los pasos de la Sierra de Guadarrama. Las atalayas se levantaban a cierta distancia de los pasos naturales del Sistema Central, al sur de los actuales puertos de Somosierra, Tablada o El León, sobre cerros no muy distantes de las poblaciones y mediante sucesivas humadas, avisaban de los posibles ataques cristianos que se podían producir contra las poblaciones andalusíes más en vanguardia, tales como Buitrago del Lozoya, Torrelaguna o Talamanca de Jarama.

El edificio consta de dos partes, la torre cilíndrica de once metros de altura y maciza hasta una altura de aproximadamente tres metros desde el suelo. Está coronada por una sucesión alterna de nueve almenas prismáticas y nueve piramidales, con un cuerpo lateral de planta rectangular. Sus lados miden alrededor de 5,3 y 3,5 metros. Se encuentra igualmente almenado, con un total de cuatro almenas. 



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