Aunque ha costado más que otros años, el otoño por fin ha llegado a los bosques de Navarra, y con él la magia de la naturaleza: intensos ocres, rojos y amarillos que alegran nuestra vista, senderos de hojarasca que estremecen nuestros oídos y sabrosos frutos que emergen a nuestro paso. Sensaciones placenteras que nos brindan algunos de los parajes más bellos del Pirineo navarro. Si todavía no ha pensado en su próxima escapada de fin de semana, le proponemos planes irresistibles.
Uno de los primeros lugares que debe visitar cualquier viajero que no conozca el otoño en Navarra es la Selva de Irati, el segundo hayedo-abetal más extenso y mejor conservado de Europa, después de la Selva Negra de Alemania. Sus 17.000 hectáreas situadas en la cabecera de los valles pirenaicos de Aezkoa y Salazar viven una transformación mágica que se ve acrecentada por la presencia de los personajes mitológicos que la habitan, el Basajaun o señor del bosque, de alta estatura, larga cabellera y fuerza prodigiosa, o las brujas y lamias que hacen desaparecer a quienes encuentran a su paso.
Otro de los lugares más visitados durante esta época del año es el Señorío de Bertiz, el único lugar de España que cuenta con las siete especies distintas de pájaros carpinteros que habitan en la península. Este enclave natural de bosque caducifolio, situado en Oieregi y declarado Parque Natural y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), dispone de 3 senderos de diversa longitud.
También el Parque Natural de Urbasa-Andía es una opción muy recomendable en esta época del año: cuenta con varios miradores que ofrecen una visión completa de su extensión y riqueza: el Balcón de Pilatos, situado en la parte superior del circo del nacedero del Urederra, el mirador de Lizarraga y la mesa panorámica instalada junto al Palacio de Urbasa.
Igualmente interesante resulta el sendero circular que rodea los dos Embalses de Leurtza, en Urrotz, un atractivo paseo por pista y sendero que, en su recorrido inicial, discurre por bosque de robles, espinos y acebo, y en una segunda fase, transcurre por las inmediaciones de un joven bosque de hayas. Más cerca de Pamplona, a tan sólo 25 km, el Bosque de Orgi, milenario y único testigo de los robledales húmedos de Navarra, nos propone varios paseos adaptados para personas con movilidad reducida e invidentes.
Aunque menos conocidos, existen en Navarra dos enclaves naturales muy recomendables. El primero de ellos es el Encinar de Betelu, un espectacular mirador frente a la muralla escarpada de las Malloas, las aldeas del valle de Araitz y la cuenca del Araxes. El recorrido forma parte de un sendero circular que rodea un bosque mediterráneo más característico de las zonas del sur que de esta área.
El segundo es el Sendero de Leitzalarrea, un paseo circular de 6,6 km que discurre por el cromlech de Urdola, las ruinas de la ferrería de Sarasain-zaharra y el conjunto de abetos de Izaieta.
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