Después de dos años de su apertura, el restaurante Ocaña de Barcelona sigue sorprendiendo, y a lo grande. Coincidiendo con su segundo aniversario, ha presentado el Ocaña Restaurant, estrenando nuevo chef, Martin Schanninger, y un flamanete ambiente creado por el artista mexicano Humberto Spíndola, el escultor del papel.
La presentación se desarrolló sumergida en un mar de centenares de personas -incluso el alcalde hizo acto de presencia- y a base de comida y bebida de calidad, de la que los asistentes pudieron disfrutar en los distintos espacios que ofrece el inmenso local, de más de 1.200 metros cuadrados.
La noche empezó tirando la casa por la ventana. La casa no, pero casi: los centenares de curiosos que se concentraron en la plaça Reial atraídos por el color de la fachada del local no pudieron disimular su sorpresa cuando se abrieron las ventanas y aparecieron una banda de música al completo.
La Banda de Música de Nuestra Señora de la Soledad de Cantillana (Sevilla), localidad natal del artista José Pérez Ocaña -a quien homenajea el local- fue la encargada de sorprender a los asistentes tocando sevillanas y animadas marchas desde lo alto de las ventanas del edificio.
Ocaña reúne cinco espacios diferentes: el café, el bar, la terraza, el restaurante y la coctelería Apotheke, con ambientes distendidos y con gran personalidad que evoca la magia que tuvo antaño la plaça Real, punto de reunión de artistas y bohemios.
De hecho, se sitúa a pocos metros de la casa en la vivió sus últimos meses el pintor Ocaña, antes de fallecere en 1983, a la edad de 36 años. Un ambiente del que el local recupera la esencia llegando a trasladas a los asistentes a una época que ha quedado atrás pero que sigue presente con un recuerdo destilado a través de espacios multiconceptuales como Ocaña.
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