Auroras boreales, safaris de alces, aventuras en barco rompehielos y delicias gastronómicas: el invierno tardío es el mejor momento en la Laponia sueca. Febrero, marzo y abril son los mejores meses para visitarla en todo su esplendor invernal. Los días se empiezan a alargar, el frío deja de ser tan intenso y las probabilidades dde contemplar auroras boreales siguen siendo elevadas.
Navegar a borde del rompehielos Artic Explorer en Piteå, contemplar la fauna de la Laponia sueca mediante safaris en Svansele, conducir coches sobre el hielo en condiciones extremas en cursos organizados en Arvidsjaur, Arjeplog y Svansele, o alojarse en cabañas en medio del bosque, sin electricidad y cerca del calor del fuego, son sólo algunas de las experiencias inolvidables de las que el visitante puede disfrutar en la Laponia sueca. Todas ellas sin olvidas los paseos en trineo, las caminatas con raquetas de nieve, el avistamiento del águila real o las visitas a Båtsuoj Sami Center, el centro cultural donde entre renos, historias y antiguas leyendas el visitante se podrá sumergir en el pueblo sami, el único pueblo indígena de Europa.
Gastronómicamente hablando, una aventura por la Laponia sueca implica también un viaje tras la descubierta de nuevos sabores. La diversidad de materias primas de gran pureza invitan a los visitantes a experiencias culinarias muy variadas, que van desde las suovas, basadas en carne de reno asada; el salvelino ártico, röding recién pescado a la parrilla; el pitepalt, unas delicias parecidas a los ñoquis; el caviar de Kalix, o el queso Västerbotten. Entre todos sus restaurantes de categorías y kilómetro 0, destacan el restaurante Nygatan 57 en Skellefteå, y el Järnspisen Piteå, en la ciudad de Piteå.
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