La cerveza La Trappe, una de las ocho únicas cervezas que lucen el sello de la Asociación Trapista Internacional, puede presumir de ser la única que ha sobrevivido en Holanda a lo largo de los siglos. Fue a finales del siglo XIX cuando empezaron a producir cervezas artesanas, más adelante denominadas trapistas -aquellas producidas dentro de monasterios por monjes de esta orden- en el monasterio de Koningshoeven, en el municipio holandés de Tilburg. Actualmente, además de La Trappe, existen solamente otras siete cervezas trapistas, seis de ellas producidas en monasterios belgas, y una en Austria.
El Padre Isaac, monje de la Abadía de Koningshoeven, destacó la personalidad de sus cervezas en un acto celebrado en el restaurante Sagardí, y remarcó que sólo pueden gozar del reconocimiento de la Asociación Trapista Internacional aquellas cervezas producidas por monjes dentro de un monasterio que además destinen gran parte de sus beneficios a obras de labor social. Así, bromeó asegurando que, quien bebe sus cervezas, "hace un buen trabajo". El Padre Isaac señaló además que La Trappe es responsable con el medio ambiente, ya que "contaminar y a la vez rezar por el bien de todos es contradictorio". De este moda, asegura que suelen replantar árboles para compensar el dióxido de carbono liberado a la atmósfera en la producción de sus cervezas.
Sin embargo, "el trabajo principal de los monjes no es hacer cerveza, sino el Ora et Labora", destacó, y recordó que la producción de cerveza no empezó en el monasterio como una manera de enriquecerse, sino para evitar la propagación de enfermedades a través del agua: al producir la cerveza hervían el agua, y de este modo la esterilizaban. Así, el Padre Isaac afirma que la calidad de La Trappe -que actualmente produce ocho cervezas- no sólo recae en su buena receta secreta o en sus ingredientes, sino que "la vida sagrada fluye hasta la cerveza y eso le da un sabor muy especial". Sugiere a los amantes de la cerveza que saboreen con calma sus productos y aprovechen esos momentos para reflexionar, y así hacer honor a su lema: 'Saborea el silencio'.
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