Un mar azul turquesa, bancos de arena blanca y el verde oscuro de las praderas de posidonia son los colores con los que Formentera recibe al visitante. La pureza y claridad de sus aguas, filtradas por el mayor y más antiguo ser vivo del mundo, la posidonia oceánica, ofrece al visitante playas únicas en el Mediterráneo. Y una forma diferente de conocerlas y disfrutarlas es navegando.
Formentera tiene 66 kilómetros de litoral, de los cuales 40 son de costa arenosa, y se ubica al sur de la isla de Ibiza -a poco más de 2 millas náuticas-, si bien son sus posibilidades de navegación a la carta lo que la convierten en un emplazamiento de ensueño para disfrutar de la vela. Los vientos reinantes son de componente Este en el periodo estival, ligeros o medios, de entre 5 y 15 nudos, y de componente Oeste durante el invierno, cuando podemos encontrar los dos extremos: o bien calmas, o bien temporales con vientos superiores a 30 nudos, lo que constituye un paraíso para la navegación de crucero y la iniciación durante el verano y para navegantes expertos durante el invierno.
La punta de Es Trucadors, las playas del Parque Natural de Ses Salines, el puerto de la Savina, Cala Saona, el Cap de Barbaria, las playas de Migjorn... Todas ellas, joyas de la naturaleza que no dejan indiferente ni al más experto en playas. El asombro está asegurado, y se multiplica al visitarlas desde una embarcación. Formentera es un paraíso en todos sus sentidos, especialmente para los navegantes.
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