31 habitaciones que recuperan el espíritu del Palacio de los cuatro ríos
Barcelona. En el número 30 de la calle Avinyó acaba de abrir sus puertas un nuevo
establecimiento de Derby Hotels Collection, un aparthotel 4 estrellas
superior Monumento. Esta denominación responde a su especial
ubicación, el antiguo Palacio de los cuatro ríos, en pleno gótico
barcelonés. Se trata de una mezcla entre un hotel boutique y
un aparthotel de alto nivel que propone al visitante un nuevo concepto de
turismo, aquel que busca exclusividad sin ostentación y comodidad sin perder un
ápice de calidad. El nuevo Arai ofrece 31 habitaciones, cada una diferente,
algunas de ellas con capacidad para tres o cuatro personas.
El sello de Derby se reconoce una vez más en esta nueva propuesta: lujo y
cultura se mezclan ofreciendo una experiencia única para aquellos que quieran
descubrir la versión más auténtica de la ciudad. El proyecto,
dirigido y diseñado por la propia compañía, se ha llevado a cabo bajo una
máxima principal: respetar la historia del edificio histórico. Es por ello que
sus huéspedes descubrirán en cada detalle la historia de Barcelona.
Un ejercicio de recuperación arqueológica
Es conocida la vinculación del Presidente de Derby Hotels Collection, Jordi
Clos, con la historia del arte y la arqueología. Es por ello que todos los
hoteles de la cadena albergan selectos museos con auténticas piezas de
diferentes culturas y civilizaciones procedentes de la colección privada de la
Fundación Clos. El nuevo Arai no es una excepción. En este caso, la mayoría de
las piezas expuestas pertenecen a la historia del propio palacio que lo
alberga. El edificio, de 1702, se convirtió en el Palacio de los
cuatro ríos en 1779 en honor a los frescos en sus fachadas de
la calle Avinyó y Arai. De hecho, su fachada data de 1770, diseñada por
el maestro de obras Jaume Fábregas, es uno de los ejemplos más exitosos en la
técnica de los esgrafiados del Patrimonio Catalán.
A lo largo de los años, el Palacio de los cuatro ríos albergó
la Sede del Fomento de las Artes Decorativas, convirtiéndose más adelante en la
residencia de familias de la nobleza y, finalmente, en viviendas particulares.
La recuperación de la estructura, los elementos decorativos o incluso el
mobiliario del palacio ha supuesto un ejercicio de pura arqueología que ha
requerido dos años de remodelación y 12 millones de euros de inversión.
Así pues, gracias a la remodelación se descubrieron las auténticas pinturas
en algunas de sus paredes y techos. Se recuperaron las vigas originales
de madera del edificio y se rescataron puertas, ventanas, baldosas e
incluso las propias piedras ocultas en el sótano como material de
derribo.
Gracias a la investigación histórica del equipo de Derby se hallaron
fotografías que han ayudado a reproducir fielmente el espíritu original
del edificio. Por ejemplo, si bien de la escalera principal en mármol
blanco se han recuperado los peldaños originales, la baranda es una
reproducción exacta de la original que ha sido forjada a mano en la Escuela de
Artes y Oficios de Cuenca a partir de un fragmento. Es en las zonas comunes
como los pasillos donde encontraremos pinturas a mano inspiradas en
la fachada (destaca el fresco de los ángeles en la bóveda
delimitado por una cornisa de angelotes de madera tallada del S. XVII), hornacinas
con columnas doradas del S.XVII o suelos de piedra
arenisca de la India. También el impresionante artesonado del techo del
hall es una reproducción del primitivo a partir de unos fragmentos recuperados,
el suelo de mármol blanco y negro es exactamente igual
que el original así como el arco de forja obra del artesano Angel Rull del año
1900 que se ha restaurado totalmente ubicándolo en la entrada principal. En
este empeño por mezclar diferentes expresiones artísticas, al conjunto de la
entrada se unen tres tapices del S. XVII provenientes de la Real Fábrica de
Tapices, un arcón del Rajasthan también del S. XVII, un espejo con tallas de
madera de finales del S. XVIII y un bloque de mármol romano tallado que nos da
la bienvenida en la recepción.
Gran lujo en un aparthotel
Todas las habitaciones del Arai disponen de cocina totalmente equipada
preparada para disfrutar de la estancia más allá de la simple pernoctación.
Pensando en ofrecer un refugio al visitante en pleno centro de
la ciudad, las 31 habitaciones disponen de espacios para trabajar o relajarse
cómodamente. Su Jewel Suite dispone de terraza con jacuzzi y tiene
capacidad para cuatro personas. Pero ninguna de las estancias es igual a la otra
aunque todas respiran la misma calidad en su decoración: maderas de ébano,
baños de pizarra negra con incrustaciones de piritas de plata traída
expresamente desde la India o sofás de cuero que pueden convertirse en una cama
suplementaria. Los materiales nobles se mezclan con detalles originales
del palacio como la recuperación de las paredes construidas con
mampostería del S.XVII y en las que se aprecian fragmentos góticos y
románicos de los S.XII y XIII. Encontramos camas con cabeceras de baldosas hidráulicas
del S.XIX, mesas con madera de las auténticas vigas del edificio, armarios con
puertas conservadas de los antiguos balcones, porticones de madera restaurados
como elementos decorativos e incluso dinteles recuperados o piedras grabadas
que se exponen como obras de arte. También se han restaurado las pinturas y
dibujos de los techos y se han recuperado antiguas maderas para utilizarlas
como parquet.
Excelencia
En el Arai los huéspedes pueden vivir la ciudad como en su propio
apartamento disfrutando además de la excelencia de los servicios de un hotel:
recepción, desayuno en la habitación, gimnasio, sauna y, próximamente,
restaurante anexo al establecimiento. Cuentan además con el privilegio de una
terraza privada con piscina y solarium. Está prevista también la apertura en
breve de un pequeño museo que albergará algunas piezas de valor histórico
encontradas durante la reforma del edificio y otras provenientes de la colección
privada de la Fundación Clos como una mesa construida con un gran mosaico
romano de los SV y VI d.C.
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