El municipio manchego da la bienvenida al viajero que desea conocer mucho más que el Tomelloso vinícola En su oferta cultural y turística, la localidad diseña unos itinerarios didácticos y de naturaleza donde el senderismo, la hípica y el ciclismo se configuran como alternativas para aquellos amantes de las actividades al aire libre. Además, este municipio del corazón de La Mancha retiene en sus entrañas un atractivo turístico en plena Ruta del Quijote: sus `bombos´: unos monumentos de arte rural que acercan al visitante a la historia de esta ciudad.
Tomelloso es mucho más que vino. Si bien es cierto que este producto es una parte importante de su economía y de su seña de identidad, también esta localidad manchega es conocida por sus rutas. Escenarios dispuestos para ser recorridos durante la primavera, el verano y el otoño en los que se descubre mucho más que los Sabores de La Mancha.
Tomelloso se caracteriza por ser una tierra llana, salpicada por los conocidos como `bombos´, una manifestación de arquitectura rural integrada en el paisaje, que ayudan a comprender los sitios de interés que inciden en gran parte de la rica historia ‘tomellosera’.
El `bombo´, de planta circular y oval, es una obra de arte popular en piedra y una expresión cultural que arranca en el siglo XVI. Han servido y sirven para que el hombre pueda guarecerse de las inclemencias del tiempo y han llegado a convertirse en un elemento de gran valor etnográfico.
Se trata de una creación arquitectónica que cuenta en su interior con chimenea, hornacina, pesebres, cuadra para los animales de labranza y poyos que sirven de asiento y cama para dormir. Y así, escoltado por viñedos y alejado del paisaje urbano, el viajero descubre este arte arquitectónico gracias a unos itinerarios que pueden ser recorridos junto a la familia o el grupo de amigos.
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