Finca Río Negro: vinos poderosos con un pasado atrevido

Botellas de la Finca Río Negro

Hace quince años, la familia Fuentes Fernández hizo una apuesta arriesgada: comprar una finca en la zona más alta de la sierra norte de Guadalajara, en el municipio de Cogolludo, en un clima hostil y con frecuntes nevadas, para hacer vino. Tras ignorar a incrédulos y críticos, quince años después la Finca Río Negro produce una calidad de vinos blancos y tintos que merecen medallas de oro y calificaciones por encima de los 92 puntos en los principales concursos y guías. 

Pese a los malos augurios iniciales, en realidad se trataba de recuperar la tradición vitivinícola de la zona, ya que durante siglos el pueblo donde se ubica la finca vivió de la viticultura. De hecho, en el escudo de Cogolludo se representa un ramo de uvas.

Su vino blanco, con una producción de apenas 5.000 botellas, tiene una nariz muy intensa y compleja, cn notas de gruta tropical y fondo floral. En boca, muestra un agran equilibrio entre acidez y alcoho y un cuerpo muy interesante, muy redondo y con un recuerdo muy agradable y lleno de maices. 

El tinto es un coupage de las variedades que cultivan, con el esqueleto de la Tempranillo (65%) y el aderezo de la Syrah (20%), Cabernet Sauvignon (10%) y Merlot (5%). Son redondos y equilibrados, aunque cada uno con sus matices. Con cuerpo pero fácil de beber por la sedosidad de su tanino. Con un muy buen equilibrio entre la acidez y el alcohol. La crianza en barrica aparece aportando complejidad al vino pero sin empañar su carácter varietal.