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viernes, 4 de agosto de 2017

Naturaleza, gastronomía y vino en el Alentejo



El primer y más destacado atractivo de la región portuguesa de Alentejo es la naturaleza. Esta región, situada entre el río Tajo y el Algarve, es mayoritariamente rural, lo que la convierte en un destino perfecto para aquellos a los que les apasione experimentar la belleza de la naturaleza de primera mano.

La calidad de la tierra y de sus parajes, de sus cultivos y por supuesto sus afamados viñedos hacen que la experiencia alcance al paladar. La gastronomía está basada, precisamente, en la materia prima local, donde destaca el aceite de oliva, el pan y las hierbas aromáticas. Cualquier época es buena para visitar el Alentejo, ya que sus rutinas culinarias funcionan según las estaciones y sus productos de temporada. Por eso, cada ingrediente que pruebes en los platos alentejanos tendrá un sabor muy personal y fresco.


Para los más carnívoros, es interesante saber que en Alentejo los rebaños pastan en libertad y algunos ganaderos apostaron por certificar sus productos. Por ello, los productos cárnicos también ostentan una altísima calidad. Se puede escoger entre carne a la parrilla, guisos, migas o platos de caza.

El cultivo de la viña está muy extendido por toda la zona. De hecho, se puede aprovechar por entero la visita a Alentejo para practicar el más que extendido concepto que es el enoturismo. El terreno dedicado a la viña supera las 22.000 hectáreas y alcanza a unos 250 productores, por lo que esta actividad está ya consolidada como un emblema en la región.


Son muchos los hoteles rurales dedicados a esta actividad y que se esfuerzan porque sus huéspedes conozcan el vino desde que se siembra hasta que se degusta. Por ejemplo, en el alto Alentejo, destaca el hotel Torre de Palma, una villa señorial del siglo XIV que cautiva todos los sentidos. Una forma de estar en contacto directo con el origen de los vinos.

Otro alojamiento que permite a los huéspedes disfrutar de la naturaleza, la gastronomía y un buen vino alentejano, es Malhadinha Nova. Ubicado en una finca familiar, se basa en los detalles: sofisticación, confort, y un restaurante con una cocina local renovada acompañada de un buen vino elaborado en sus propias cepas.


Alentejo cuenta con ocho zonas Denominación de Origen: Portalegre, Borba, Redondo, Reguengos, Vidigueira, Évora, Granja/Amareleja y Moura. La visita también puede realizarse a través de sus tres rutas del vino: la ruta de S. Mamede, al norte, con vinos intensos y aromáticos; la ruta histórica, que recorre todos los viñedos del centro del Alentejo, como Borba o Reguengos de Monsaraz; y la ruta del Guadiana, que sigue el río que le da nombre. Para hacer catas y visitas a bodegas conviene reservar en la Asociación Ruta de los Vinos de Alentejo (www.vinhosdoalentejo.pt).

La región es apta para todos los gustos. El Alentejo no es homogéneo, sino diverso, tanto en paisajes como en gastronomía. En la costa, no se puede dejar de probar el marisco y el pescado que, acompañados de unas bonitas vistas al mar, sabrán todavía mejor. La pluralidad de la zona explica que en la oferta gastronómica también tengan hueco las especialidades de agua dulce, como las anguilas de Lagoa de Santo André. Todo esto, con el mejor vino de la zona harán de la experiencia en Alentejo un viaje inolvidable.

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