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martes, 10 de septiembre de 2013

Las Cuevas de Ojo Guareña, constituyen uno de los complejos Cársticos más antiguos y mejor conservados del Viejo Continente

Protegido bajo el paraguas de figuras de Bien de Interés Cultural desde 1991, Monumento Natural –dentro de la Red de Espacios Naturales Protegidos de la Junta de Castilla y León- y Lugar de Interés Comunitario –dentro de la Red Natural 2000-, se descubre entre el paisaje de Las Merindades el complejo Cárstico de Ojo Guareña, un conjunto de 20 cuevas, descubiertas hasta la fecha, que conservan, en su interior, una amplia y variada riqueza faunística que agrupa más de 190 especies de invertebrados, tanto terrestres como acuáticos, destacando 16 grupos de familias animales únicas en el mundo.
Pero el Ojo Guareña no es sólo un conjunto de cuevas, sino que es un fenómeno de infiltración y absorción de las aguas de los ríos Guareña y Trema que se han introducido en el interior de este macizo del Cretácico Superior hasta originar el complejo Cárstico que conocemos hoy en día. Su morfología actual es el resultado de la actividad geológica e hidráulica que durante millones de años ha modelado Las Merindades, terreno donde se encuentra ubicado.
De los más de 100 kilómetros que forman este espacio natural, 89 están conectados entre sí a través de varias galerías y distintos niveles que forman diversos pisos que originan un gran laberinto de cuevas. Hasta la fecha se han descubierto 18 cavidades y sólo se pueden recorrer 400 metros que se desarrollan por la cueva de San Bernabé, un espacio que deja al descubierto, además de algunas formaciones de estalagmitas y estalactitas, diferentes hallazgos que demuestran que los pobladores de la zona utilizaban y vivían en las cuevas desde el Paleolítico Medio hasta la Edad Media.
Así, por ejemplo, en este trayecto abierto al público, de 45 minutos de duración, se revelan dos zonas visibles como son la cueva en sí misma, donde se encuentra la pila del Santo o los silos medievales y, por otro lado, la Ermita de San Tirso y San Bernabé donde se encuentran unas pinturas murales anónimas que representan los martirios y los milagros de San Tirso y que datan de 1705 y 1877.
Aunque en los más de 100 kilómetros se han encontrado otros hallazgos, toda una muestra tangible de que los pobladores de esta zona vivieron y utilizaron estas cuevas desde el Paleolítico Medio hasta la Edad Media, tales como restos de cazadores en la cueva de Prado Vargas, improntas de pies descalzos en la Sala de las Huellas, pinturas en la Cueva Palomera, grabados en la cueva de Kaite o, incluso, un esqueleto de la Edad de Hierro en la Sala de la Fuente.

Las principales galerías de Ojo Guareña son: Cueva y Ermita de San Bernabé, Sumidero del río Guareña, Cueva Palomera, Sima de Dolencias, Cueva Kubía, Cueva de Kaite, Sima de los Huesos, Sima Rizuelos, Cueva Covaneria, Cueva Cornejo, Cueva del Moro, Las Diaclasas, Sima de Jaime, Resurgencia el Torcón, Resurgencia La Torcona, Sumideros del Trema, Ultimo Sumidero del Trema, Cueva la Mina y la última cavidad descubierta en el año 2005 llamada Sima Villallana.
                                   

El Monumento Natural de Ojo Guareña es un espacio protegido que no sólo compete el área subterránea repleto de galerías, sino que también continúa en la superficie y afecta a los términos municipales de la Merindad de Sotoscueva, Merindad de Montija y Espinosa de los Monteros, donde la vegetación que predomina es de hayedos, robles o encinas, entre otras especies. Y en cuanto a la fauna el viajero podrá advertir aves rapaces como el gavilán o el halcón peregrino, u otras clases de mamíferos como el lirón careto o el gato montés.


Dentro de poco este espacio natural tendrá más de dos kilómetros por los que discurrirán numerosos visitantes intrépidos ya que, la barrera subterránea que impedía el paso humano al interior de este complejo Cárstico comienza a romperse. La Junta de Castilla y León está a punto de terminar el acondicionamiento de la Cueva Palomera, una de las 18 cavidades hasta ahora descubiertas por el hombre y a la que pequeños grupos de viajeros podrán acceder para vivir esta experiencia subterránea que va más allá del concepto de Turismo de aventura ya que, hasta llegar a Palomera, el aventurero tendrá bajo sus pies tramos resbaladizos y húmedos, un sinfín de estalactitas y estalagmitas de fantasiosas formas.
En definitiva, un lugar dispuesto a ser descubierto por el viajero intrépido y amante de la naturaleza donde poder conocer la cara más natural de la provincia de Burgos.


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