Entre toda la épica que rodea el pasado pirata del Mar Caribe, un lugar destaca sobre el resto, la ciudad jamaicana de Port Royal durante su colonización por los ingleses, puerto seguro para piratas con ganas de subirse a barcos españoles o panameños sin necesidad de invitación. Y si no, que se lo pregunten a Jack Sparrow, habitual de esas zonas.
La cercanía de Port Royal a las rutas tradicionales de mercadeo les facilitaba el acceso al capital extranjero y también el paso a la ‘Tierra Firme’ española, una extensión de territorio que pertenecía al a las colonias ibéricas y que estaba repleto de fortunas. Port Royal, con su tamaño, era capaz de acoger, cuidar y reparar en puerto los barcos de estos bandidos mientras ellos planeaban el próximo ataque, y en poco tiempo se convirtió en uno de sus lugares de paso favoritos.

La riqueza bañaba las calles y llenaba las casas y mansiones, y acogía a piratas legendarios como Calico Jack (creador de la bandera original de la calavera blanca con dos espadas cruzadas sobre un fondo negro que simboliza la vida pirata) Mary Read o Anne Bonny. En un período de auge que se prolongó dos décadas, cerca de 6.500 personas vivían en la ciudad, no todas ellas relacionadas con el mundo bandolero, y con una próspera estructura económica. Sin embargo, tras el nombramiento del corsario Henry Morgan como gobernador, Port Royal comenzó a perseguir a sus piratas y cambió.
Y en 1692, casi todo se perdió. El 7 de junio, un terremoto, seguido de un tsunami, ambas acciones definidas por los líderes religiosos locales como castigos de Dios, hundió la mayor parte de la ciudad bajo el agua y se llevó por delante a unos 2.000 habitantes. Lo que parece pura riqueza histórica submarina era, hace tres siglos, una ciudad vencida.
Actualmente, Port Royal es una pequeña villa pesquera localizada cerca del Puerto de Kingston con un rico patrimonio. Gran parte de la ciudad antigua sigue “viva” unos metros bajo el agua, junto con varios centenares de barcos hundidos en el puerto, lo que la convierte en uno de los yacimientos submarinos más importantes del mundo.
Si en su apogeo, Port Royal representaba la típica ciudad-puerto colonial del siglo XVII inglés, con una riqueza sin precedentes, bucaneros y una próspera clase media paseando mano a mano por la calle, hoy en día es la única ciudad hundida en Occidente cuyo conjunto de edificios tanto en tierra como bajo el agua ilustran un cuadro vivo de la vida durante la era de la expansión colonial en el nuevo mundo.
Los restos de Port Royal que regresaron a la superficie se pueden ver en el Museo de Arqueología Histórica. Fort Charles es un recordatorio de la época en que la ciudad era una fortaleza naval británica y el asta de bandera que se encuentra ahí es el punto a partir del cual se miden la latitud y longitud de Jamaica.
Si Jack Sparrow creía que hacer una paradita en el puerto de la “ciudad más rica y alocada de toda la cristiandad" merecía la pena en el siglo XVII, ahora, mucho más.
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